La historia la escriben los ganadores. Ellos son los que eligen quienes serán recordados y los eventos que serán relatados. Lo mismo ha
sucedido con el comportamiento sexual masculino a través de la historia. Echándole un vistazo a cualquier libro de historia, uno
podría pensar que la sociedad nunca ha visto bien el amor entre dos hombres, que nunca un pintor, un poeta o un papa ha compartido su cama y su corazón con otro hombre.
La evidencia entre el amor entre personas del mismo sexo a través de la historia ha sido o disimuladamente suprimida, como en el caso de los Griegos y los Romanos, o rápidamente destruida, como aún se hace con los descubrimientos arqueológicos del arte Inca y Maya.
El resultado de estas acciones ha sido la innecesaria polarización de la sociedad y el ocultamiento del sufrimiento por el que han pasado
aquellos que se han enamorado de personas del mismo sexo a través de la historia.